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jueves, 30 de julio de 2020

CIUDAD – CULTURA – CIUDADANÍA

OBSERVATORIO VENEZOLANO DE GESTIÓN Y

 POLÍTICAS CULTURALES

 

 

ELABORADO POR  Dra. NORKA VALLADARES SÁNCHEZ

 

CIUDAD – CULTURA – CIUDADANÍA

 

La orientación filosófica que debemos asumir para conceptualizar la ideología de la Social Democracia, debe enfocarse hacia los aspectos conceptuales que comporta la CULTURA POLÍTICA con todas sus implicaciones.

 

Podemos deducir que el indicador de esta temática y por ende, su actor fundamental que bordea toda esta concepción temática es el CIUDADANO, punto focal de las directrices que lo comprenden desde su espectro natural.

 

Así las cosas, me he permitido incorporar a estas importantes ideas, algunas visiones sobre los ciudadanos y su papel trascendental que ocupa dentro del ámbito político, social y cultural:

 

CIUDAD – IDENTIDAD – CIUDADANOS.

La identidad de la ciudad y de sus ciudadanos existe o se construye paso a paso y en la medida en que ésta se conciba como un proceso histórico y socio – cultural.

 

La ciudad genera un determinado tipo de ciudadano, que ha nacido y crecido dentro de sus calles, escuelas, colegios, universidades, parques, plazas y sus hogares, que lo hacen estructurarse como un todo.

 

El carácter de los hombres se imprime en la ciudad, puesto que la misma va definiendo a cada uno de sus habitantes y en justa razón, el poeta griego Constantin Kavafis dijo alguna vez:

La ciudad te perseguirá”.

 

El ser ciudadano es una categoría alcanzada por la participación social, por su vinculación en la política y la toma de decisiones de la ciudad; por actuar a favor de los intereses de la colectividad e identificarse con la cultura y los referentes urbanos y conceptuales asumidos por la ciudad.

 

CIUDADANÍA.

Es el conjunto de normas que guían la relación entre el individuo y la sociedad. Su relevancia para la participación es obvia:

 

La ciudadanía viene a ser el marco que crea las condiciones para una participación posible y de allí, pasar a la participación real y que a la vez, se ocupe de los temas que preocupan a la colectividad; que se escuche su voz en la discusión pública y de acuerdo con sus competencias.

 

Es necesario, para que haya un verdadero ejercicio de ciudadanía, - que la sociedad reconozca los derechos de todas las personas a gozar de la ciudadanía plena -, que crea espacios para su ejercicio; que apoye a las personas en sus análisis y su comunicación en cuanto a sus propuestas; que establezca reglas que permitan que todos podamos ejercer con propiedad la ciudadanía en forma equitativa.

 

CIUDADANÍA DEMOCRÁTICA.

Es el conjunto de valores, actitudes, comportamientos y normas compartidas que generan sentimientos de pertinencia a una colectividad: Todo ello constituye una Cultura Ciudadana, que dependerá de la amplitud e intensidad en la que los valores y normas sean compartidos y correspondan a la tipología de las cuales se trate.

 

La cultura ciudadana es en buena medida un proceso de construcción consciente y deliberado,  pero que debe de estar soportada por los verdaderos conceptos de la DEMOCRACIA, que no es solo tener una Constitución que garantice las libertades individuales, pero que en la práctica se transforma en letra muerta; y menos aún, que se limite a solicitar el voto a los ciudadanos, de acuerdo a los intereses del gobierno.

 

La Democracia es tener todo eso: Derechos y libertades individuales; pero para poder aplicarlo por ley, debe de estar en correspondencia con los derechos y la voluntad del pueblo; asimismo, con la libertad de opiniones y oportunidades; el respeto por la pluralidad y la diversidad cultural y política con el escrupuloso acatamiento de la ley, que a su vez debe guardar un profundo respeto a los derechos humanos.

 

La democracia por tanto, no debiera ser entendida como un sistema político más; sino que debe de entenderse como la natural expresión del hombre como ser social, en su afán de buscar el reconocimiento de sus derechos y el respeto a su libertad. Así como también, la garantía de su plena existencia entre sus conciudadanos.

 

CULTURA Y ACCIÓN CIUDADANA.

Un objetivo clave de la cultura ciudadana es la obtención del Capital Social, que se refiere a la capacidad de interactuar y colaborar entre personas e instituciones orientadas a la obtención del bien común.

 

El capital social es el indicador de la confianza y la solidaridad, que debe existir entre la ciudadanía y el respeto de sus concepciones sociales, políticas y culturales.

 

CIUDADANÍA CULTURAL.

El individuo para que se considere un ciudadano de estos tiempos, no basta que tenga y practique los derechos civiles declarados y reconocidos por el ordenamiento constitucional, jurídico y normativo de la nación.

 

Es necesario también, que tenga derechos y acceso a los bienes socio – culturales tanto materiales como simbólicos; con plena participación política, económica y social en su territorio; asimismo, debe integrarse y acceder a la vida cultural de la ciudad; ejercer las libertades de creación y expresión; involucrarse en los circuitos de la oferta y el consumo cultural; intervenir en la industria cultural y en los medios de comunicación; hacer uso, interactuar en y con los espacios públicos, recreativos y culturales de su localidad.

 

CIVILIDAD.

Es el atributo más significativo de la cultura urbana. Consiste en el reconocimiento que se da entre los individuos de un territorio y un espacio cultural determinado; en el que concurren las diferencias y el acuerdo expreso de superar las discrepancias, mediante la identificación de reglas comunes para ser compartidas.

 

La ciudad se nos manifiesta como un hecho social, colectivo y contradictorio; donde las señales, símbolos y usos de los espacios, provocan el sentido de identidad y pertenencia o desarraigo.

 

No se es ciudadano solo por participar en la vida colectiva; por interactuar en tiempos y espacios comunes; sino por asumir con responsabilidad la vida de la ciudad y de lo público.

 

En torno a estas ideas es posible señalar, que los ámbitos de lo público y de lo privado son de alguna manera diferentes y ocupan distintos espacios; aunque no por ello, deben considerarse como opuestos, ni pueden constituir esferas distintas y extrañas. Sino que también sean umbrales, que cada vez tiendan a ser más tenues entre si; pues la defensa del mundo común es el blindaje de la vida particular e individual. Es así, como comienza a emerger lo que entendemos por Civilidad.

 

EL BUEN GOBIERNO DE LA CIUDAD.

Un gobierno bien sea nacional, regional o local debe tener la capacidad de tomar decisiones, responder a los conflictos y de hacer gestión; al tiempo que debe procurar que se conserve el propio poder en el cual se encuentra en ejercicio de su determinado gobierno.

 

La gobernabilidad es entonces, la capacidad de gobernar que implica saber mantener en su lugar a las demás fuerzas políticas y tener como mínimo satisfechos a los sectores sociales más combativos. Por tanto y de acuerdo a la concepción de muchos teóricos:

La gobernabilidad acaba confundida con la estabilidad”.

 

El buen gobierno de una ciudad, se inicia cuando logre identificar plenamente el rol de las distintas fuerzas políticas y desarrollar acuerdos mínimos con los diversos sectores sociales, para que no se debilite la estabilidad del gobierno de cualquier índole y se haga propicio, el desarrollo de la ciudad y sus habitantes.

 

Así las cosas, cuando un gobierno adquiere el suficiente conocimiento de los reales valores que comporta la ciudadanía, toda su gestión gubernamental a través de los programas y proyectos de diversa índole que se implementen, le darán los mejores resultados para el desarrollo de las comunidades.

 

                                                                       Elaborado por:

                                                                      

                                                                       Dra. Norka E. Valladares Sánchez.

Directora y Coordinadora Académica

 del Observatorio Venezolano de Gestión y Políticas Culturales


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